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Del “Ghosting” al “benching”, las crueles modas de las relaciones en la era digital, llegaron a la playa

Terminar una relación de un momento a otro, “freezar” a una persona o reaparecer de la nada, todo a través de las app y redes sociales, son prácticas que puede verse en los paradores.

Si las nuevas tecnologías influyen en todos los ámbitos de nuestra vida, está más que claro que también lo hacen en las relaciones personales. Pero si en otros aspectos cotidianos su aporte puede ser positivo, el uso que le dan jóvenes (y no tanto) a la hora del amor se está volviendo una tendencia cuestionada por muchas personas, porque inevitablemente una de las partes termina afectada, siendo víctima de lo que ya se suele denominar como “crueldad romántica”. Y hablando justamente de términos nuevos, también está surgiendo todo un glosario para este accionar que, por supuesto, tampoco se detiene en el verano. Términos como ghosting, benching o zombing le dan nombre a situaciones como la presenciada en Ufo Point, uno de los paradores top de Pinamar, donde se escuchó a una chica hablando con su amiga mientras miraba el celular y decía “no sé qué le pasa. A veces me responde enseguida, pero otras me clava el visto. ¡No lo entiendo!”.

¿Pero en qué consisten específicamente, esos códigos nuevos? Básicamente todos apuntan a la nueva manera de cortar una relación, algo que ahora se da de manera mucho más despersonalizada y con mayor frialdad, lo que provoca un impacto emocional mayor al de otras épocas.

Ghosting (“fantasmear”), por ejemplo, es un término que nació a partir de un artículo del New York Times donde se contaba el caso de la supuesta ruptura producida de esa manera entre Charlize Theron y Sean Penn, aunque luego fue desmentido por la actriz. Para quienes nunca lo habían escuchado, ese tipo de comportamiento consiste en la desaparición paulatina de una persona en una relación. Se empiezan a mandar menos mensajes de WhatsApp, o a tardar más en responderlos. O a no “megustear” nada de lo que la otra persona comparte en algunas redes. Hasta llegar directamente al bloqueo del WhatsApp y a borrarlo de todos lados.

El benching (viene de “bench”, banco en inglés), por su parte, es una forma que incluso puede ser hasta más cruel, porque esconde todo un manipuleo psicológico. Sería algo así como “mandar a alguien al banco de suplentes”.

Es decir, no se le deja de hablar ni de interactuar con la otra persona ocasionalmente a través de una app o alguna red social, pero sólo con el objetivo de no descartarlo totalmente y mantenerlo como plan B o hasta C. Y sería peor que el caso anterior, porque al menos si uno ghostea a alguien, la otra persona puede atravesar todas las etapas del duelo y seguir adelante.

Pero cuando el corte no es total y sólo se “freeza” a la otra persona, quienes quedan en esa situación sufre más, porque deben soportar el hecho de que quien había desaparecido surja cada tanto mandando algún mensaje. De allí surge el otro término que se va poniendo de moda, que es el zombing, y apunta a esa reaparición al estilo de los zombies de The Walking Dead, con el objetivo de, simplemente, histeriquear un poco como para “marcar territorio”.

Una manifestación típica de este comportamiento es de repente escribir algo para “tantear” qué onda. Es decir, generar una charla trivial y totalmente descontextualizada luego de semanas de desaparición, o una interacción inesperada en las redes sociales en forma de un like en Instagram, o un comentario en alguna foto vieja en Facebook.

Pero estas formas de relaciones, consecuencia de la nueva era digital, llegaron a un nivel ya insólito. Porque si alguien quiere ghostear pero ni siquiera tiene ganas de dedicarse a eso puede utilizar una app. Sí, con Ghostbot eso se resuelve, ya que cuando llega un mensaje de la persona con la que se quiere cortar el bot se activa y genera respuestas automáticas que carecen de entusiasmo o simpatía, como para ir desilusionándola de a poco o hacerle entender la indirecta.

Por supuesto que no todo es cuestión de culpar a los nuevos medios tecnológicos. Históricamente, la comunicación humana tuvo algunas grietas, porque así como siempre se dice más de lo que uno cree, también se escucha desde la propia percepción, lo que puede diferir de la intencionalidad del mensaje.

Pero es verdad que con las nuevas formas de comunicación, al no haber un feedback todo se vuelve mucho más difícil. Además de perderse en el camino algunas delicadezas y respeto por la otra persona. Es la era que se está viviendo.